Descripción
El intento de tematizar y construir un orden de sentido con aquello que sucede hoy en las instituciones escolares es difícil y, por sobre todo, riesgoso. En un contexto en permanente des-configuración y reconfiguración es problemático definir las perspectivas de análisis, los temas para indagar y el instrumental teórico-conceptual con el cual llevar a cabo la investigación.
Es claro que habitamos un espacio de derrumbe de las certezas conceptuales, de los mitos identitarios de la nación y de las instituciones con las que se tejió el entramado de la sociedad moderna. Sin embargo, el pasado constituye parte del presente, los sujetos sufren condicionamientos sociales y culturales que obligan a situarlos en el nuevo campo social y cultural, nuestros mitos -aun destruidos y sometidos a una revisión que los desmiente- abonan nuestra mirada sobre el presente y las instituciones heridas y deshilachadas ocupan un lugar en el espacio social y luchan por permanecer.
¿Qué mirada sobre la escuela da cuenta de lo que en ella sucede? ¿Las evaluaciones de lengua y matemática, los relatos de violencia escolar de los diarios, las pruebas de ingreso a las universidades, las acusaciones de "decadencia" que proliferan por doquier? ¿Son las encuestas, los estudios cuantitativos o la producción etnográfica los que pueden acercarnos a la realidad de las escuelas? Y sobre todo, ¿con qué elementos se construye el sentido de lo que allí pasa, de los discursos de alumnos, docentes y padres?
En este libro confluyen una variedad de perspectivas y miradas que se fundamentan en un heterodoxo mapa conceptual que nos aproxima a la nueva cartografía escolar, sin pretender señalarla acabadamente o construir una mirada que la define y cierre. El resultado es un texto que al igual que el calidoscopio fragmenta la imagen de la escuela y la hace variar en cada reinicio de capítulo. En este sentido, la mirada fragmentada da cuenta de la configuración fragmentada del sistema y de las mutaciones en la trama de la desigualdad educativa.