Ciento dieciséis chinos y algunos más

Todo transcurre entre 1941 y 1943 en los Abruzos. No lejos del Gran Sasso, esa abrumadora montaña que impone su fuerza telúrica como una sombra que recuerda el paso del tiempo. Por una de esas decisiones absurdas y nocivas a las que era afecto el fascismo, allí se confinó a los chinos de la Península Itálica, quienes constituyen una extraña comunidad que se defiende con su mutismo. Por momentos son ciento dieciséis, por momentos más. La vida se escurre entre los dedos, sin sustancia ni objetivo. Un día, las autoridades organizan una gran ceremonia, absurda e insensata, para convertirlos al catolicismo. Después, en una mezcla de hastío, desesperación y falsa resignación, retornan a trabajar en los campos hasta el día en que todo tambalea y el grupo se dispersa.

¿Es porque formaban una masa disciplinada y silenciosa, porque venían de otra parte, de un Oriente lejano, que la Historia terminó por olvidarlos?

El autor, al restituir una página ignorada de la Italia mussoliniana, ofrece una metáfora del exilio, de la inmigración y de las amenazas de la intolerancia.

“Esta primera novela es una de las más originales y de las más logradas de la nueva temporada literaria. Una lengua potente, una mirada sutil. Y un lector contento. Es de una maestría que deja estupefacto.”

Le Monde

“Los historiadores podrían inspirarse en esta incursión en la zona gris de la historia. Descubrirían cómo se puede decir tanto de una situación con tan pocas palabras.”

Pierre Assouline, Le Magazine Littéraire

“La historia relatada es de aquellas que no se inventan. La manera como lo hace testimonia sobre la potencia de la literatura y particularmente de la poesía. La reconquista del estatuto de hombre es el hilo conductor de la novela. Su fuerza se debe a la belleza y densidad de su escritura.”

La Quinzaine littéraire

“Qué dominio de la narración, qué profundidad la de este texto de un centenar de páginas sobre otros tantos seres anónimos, internados en la Italia fascista de 1942. Un triste suceso que la historia eligió olvidar pero que el novelista convierte en ejemplo conmovedor de la violencia y el carácter absurdo del sistema totalitario.”

Elle